sábado, 23 de enero de 2010

Decálogo para leer con provecho la Biblia


1. Nunca creer que somos los primeros que han leído la Santa Escritura.Muchos, muchísimos a través de los siglos la han leído, meditado, vivido, transmitido. Los mejores intérpretes de la Biblia son los santos.

2. La Escritura es el libro de la comunidad eclesial. Nuestra lectura, aunque sea a solas, jamás podrá ser en solitario. Para leerla con provecho, hay que insertarse en la gran corriente eclesial que conduce y guía el Espíritu Santo.

3. La Biblia es "Alguien". Por eso se lee y celebra a la vez. La lectura mejor de la Biblia es la que se hace en la Liturgia.

4. El centro de la Santa Escritura es Cristo; por eso, todo debe leerse bajo la mirada de Cristo y cumplido en Cristo. Cristo es la clave interpretativa de la Santa Escritura.

5. Nunca olvidar que en la Biblia encontramos hechos y dichos, obras y palabras íntimamente unidas unas con otras; las palabras anuncian e iluminan los hechos, y los hechos realizan y confirman las palabras.

6. Una manera práctica y provechosa de leer la Escritura es comenzar con los santos Evangelios, seguir con los Hechos y las Cartas e ir entreverando con algún libro del Antiguo Testamento: Génesis, Éxodo, Jueces, Samuel, etcétera... No querer leer el libro del Levítico de corrido, por ejemplo. Los Salmos deben ser el libro de oración de los grupos bíblicos. Los profetas son el "alma del Antiguo Testamento: hay que dedicarles un estudio especial.

7. La Biblia se conquista como la ciudad de Jericó: dándole vueltas. Por eso, es bueno leer los lugares paralelos. Es un método entretenido, pero muy provechoso. Un texto esclarece al otro, según aquello de San Agustín: "El Antiguo Testamento queda patente en el Nuevo y el Nuevo está latente en el Antiguo".

8. La Biblia debe leerse y meditarse con el mismo Espíritu con que fue escrita. El Espíritu Santo es su autor principal y es su principal intérprete. Hay que invocarlo siempre antes de comenzar a leerla y al final, dar gracias.

9. Nunca debe utilizarse la Santa Biblia para criticar y condenar a los demás.

10. Todo texto bíblico tiene un contexto histórico donde se originó y un contexto literario donde se escribió. Un texto bíblico, fuera de su contexto histórico y literario, es un pretexto para manipular la Palabra de Dios. Esto es tomar el nombre de Dios en vano.

jueves, 21 de enero de 2010

Nuestro párroco con los niños


Este domingo 24 de enero será nuestro párroco Don Luis Lezama quien dará la catequesis a los niños de nuestra parroquia.  Con motivo de preparar al grupo de chavales para la Primera Comunión, Don Luis les hablará del Sacramento de la Reconciliación.  Será una bendición para los niños contar con la presencia de nuestro párroco y escuchar su experiencia.

Encuentro Diocesano de Catequistas


Este sábado 23 de enero están todos los catequistas de la Parroquia Santa María la Blanca invitados a participar en el Encuentro Diocesano de Catequistas.
Lugar: Seminario de Madrid, Calle San Buenaventura nº 9.
El horario es de 11 a 13 horas.
Nos vemos!!
(D. Luis José, Vicario parroquial)

sábado, 16 de enero de 2010

jueves, 7 de enero de 2010


Solo por hoy me tomaré media hora de calma para mi mismo.

Pararse, quedarse quieto, encontrarse a sí mismo, decidir no "hacer" cosas sino "estar" con uno mismo, descansar interiormente... Todo esto suena muy interesante, en verdad es lo que anhelamos profundamente, suena hasta maravilloso... Y me doy cuenta que parece tan sencillo hasta que intenté ponerlo en práctica. Solo cuando lo intenté me di cuenta que me resultaba dificilísimo.  

¿Pasar un rato a solas conmigo? Me parecía casi imposible, así que empecé con cinco minutos, después diez, luego veinte y finalmente treinta... el cuerpo me iba pidiendo más, el espíritu anhelaba más... llegó un momento que cinco minutos se me hacía demasiado corto, parece que mi corazón no quedaba satisfecho.

Ahora he aprendido a tomarme en serio un Tiempo Para Mi (TPM).  Treinta minutos, lejos de mis ocupaciones habituales ya no es imposible, sino que se ha convertido en parte de mi horario. El principio espiritual que aplicamos es el de cuidar de la vida interior.

El TPM de cada día va calando hondo y va dando grandes beneficios en mi vida, aunque he de reconocer que hay días que quiero tirar la toalla.  La pereza y los otros "que-haceres" se imponen y reclaman su tiempo. Pero cuando me lleno de escusas para dejar de practicar el TPM, solo tengo que ver los beneficios que me ha estado aportando a mi vida y salud espiritual, como me devuelve la paz, me deja tener un mejor sano-juicio, me permite ver aquello que antes lo pasaba desapercibido, me ayuda a vivir agradecido... y delante de todos estos beneficios no puedo hacer más que retomar de nuevo la práctica del TPM.

El TPM es ese tiempo conmigo mismo, gran parte del cual lo dedico a orar, meditar y buscar el contacto con mi Dios-Amor.  Como resultado he aprendido a tolerar y aún disfrutar de mi propia compañía.  Según pasa el tiempo, me doy cuenta que el TPM se ha hecho una necesidad, cada día necesito esta media hora para reflexionar sobre la perspectiva de mi vida. Al sentarme con tranquilidad en medio del alboroto y ajetreo de cada día, descubro que no estoy solo.  Si me tomo mi tiempo, mi Dios se comunica, Su presencia se hace sentir.

Hay días que si media hora es mas de lo que puedo tomar, entonces no me agobio, el tiempo que me tome, cualquiera que sea, será suficiente.  Cualquier tiempo que me dedique a mi mismo será un paso adelante.

miércoles, 6 de enero de 2010

el bien no hace ruido y el ruido no hace bien


Londres, 9-XII-2009. Durante el transcurso de una subasta, en la conocida casa Christie’s, un anónimo coleccionista compró por 32,1 millones de euros un diseño en papel del pintor renacentista italiano, Rafael, titulado “Cabeza de una musa”. Con dicha compra estableció así el precio más alto jamás pagado por una obra en papel del artista italiano, y el segundo precio absoluto más alto de todos los tiempos por una obra moderna. El anónimo coleccionista que pagó los 32,1 millones de euros participaba en la subasta por vía de conexión telefónica.

Roma, 12-XII-2009. Al término de la ceremonia de ordenaciones sacerdotales de 59 jóvenes, efectuada en la basílica de San Pablo Extramuros, una señora anciana se acercó al Superior. La señora llevaba dos bolsas en las manos, y al tiempo que se las entregaba, le dijo: “ya sabía de estas ordenaciones sacerdotales aquí en San Pablo. Reciba por favor esta contribución para los nuevos sacerdotes –en las bolsas había estolas y otros paramentos litúrgicos--, que he conseguido con mis ahorros de un año”. El superior quedó impresionado por este gesto de fe y de generosidad de aquella anciana. Después ella se retiró y nadie supo quién era la señora ni de dónde había venido.

En el primer caso, una persona con un enorme poder económico adquiere una obra de arte por una cantidad fabulosa, mediante una simple llamada telefónica. En el segundo, la señora anciana declara que desde un año antes había usado sus ahorros para conseguir los regalos que quería ofrecer a los sacerdotes. Dos hechos de vida de dos persona anónimas. El primer hecho salió puntualmente referido en los periódicos, mientras que el segundo lo registraron sólo los padres que se encontraban en la basílica, después de la ceremonia religiosa.

Hay mucho, mucho bien en nuestro mundo que no hace ruido. Alguien dijo con mucho tino que el bien no hace ruido y el ruido no hace bien. En el acto de generosidad de la anciana de Roma nos parece volver al Evangelio, donde Jesús nos señala el ejemplo de una pobre viuda que acababa de echar unas moneditas en la alcancía del templo. Y Nuestro Señor añade: “En verdad os digo que esa pobre viuda echó más que todos… ella, en su pobreza, echó todo cuanto tenía para su sustento” (Marcos 12, 43). La generosidad de esas almas, que se privan hasta de lo necesario para ofrecerlo a Dios o al prójimo, queda inadvertido para el mundo mas no para Dios, quien ve y conoce el corazón de cada persona.